Un 2,4% de la población adulta española padece gota, según el estudio EPISER, lo que equivale a más de 800.000 personas.

La prevalencia de la enfermedad de la gota en España es del 2,4% de la población adulta, lo que equivale aproximadamente a 800.000 afectados en nuestro país; siendo el 66,6% de los pacientes mayores de 60 años, según los resultados del estudio EPISER 2016 realizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER). “Estos datos son mayores en comparación a los de otros países de nuestro entorno (salvo Reino Unido, que es similar) y se observa una tendencia creciente probablemente en relación con una mayor esperanza de vida y cambios en el estilo de vida. Además, se ha observado que en los últimos años están aumentando las hospitalizaciones por esta enfermedad reumática”, según ha indicado la Dra. Neus Quilis, reumatóloga del Hospital Vinalopó de Elche, en el marco del XI Curso SER Reumatopics, que se ha celebrado los días 16 y 17 de septiembre en Barcelona, con la colaboración de Menarini.

La Dra. Quilis ha advertido que “las mujeres también pueden padecer gota, si bien suele aparecer tras la menopausia probablemente porque los estrógenos consiguen menores cifras de ácido úrico en sangre. En mujeres mayores una forma no infrecuente de afectación se da en los dedos de las manos”.

De cara a los pacientes, la especialista ha insistido en que “existen recomendaciones relativas al estilo de vida que se pueden seguir para reducir las posibilidades de tener niveles altos de ácido úrico en sangre. En líneas generales, seguir una dieta rica en purinas de origen animal (carne roja o marisco), alcohol (sobre todo la cerveza) y bebidas ricas en fructosa aumentará la posibilidad de tener hiperuricemia y gota. Las últimas guías recomiendan también fomentar una dieta cardiosaludable y mantener un control del peso. Para pacientes ya diagnosticados resulta indispensable seguir el tratamiento farmacológico prescrito por su médico”.

En opinión de la Dra. Diana Peiteado, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario La Paz (Madrid), “la gota puede curarse consiguiendo la desaparición completa de los depósitos de urato y controlando la uricemia. No obstante, a pesar de contar con opciones terapéuticas efectivas y con un mayor conocimiento de la fisiopatología de la enfermedad, el control en la práctica real está lejos de ser el adecuado”.

Abordaje de la gota en España: GuipClinGot

Un análisis transversal sobre práctica clínica en nuestro país reportó una mejora en el manejo clínico de la gota en cuanto a porcentaje de pacientes que alcanza la diana terapéutica de ácido úrico, tras la publicación de la «Guía de práctica clínica para el manejo de los pacientes con gota» (GuipClinGot 2013). La actualización de dicha guía, publicada en 2020, integra a reumatólogos con otros especialistas implicados en la asistencia sanitaria como Enfermería, así como la opinión de los pacientes. Esta edición aporta nueva información respecto a posicionamientos de tratamientos, técnicas de imagen o manejo en pacientes con comorbilidades, según ha detallado el Dr. Diego Benavent, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario La Paz de Madrid y uno de los coordinadores del curso, junto a las Dras. Isabel Castrejón y Vanesa Calvo.

En cuanto a áreas de mejora, este especialista ha recalcado que “es fundamental seguir trabajando en la adherencia a fármacos hipouricemiantes, así como en la promoción de hábitos de vida que mejoren la gota y el adecuado manejo de sus comorbilidades asociadas”. Además, -ha añadido- “avances como la ecografía pueden ofrecer un mejor diagnóstico y seguimiento de los pacientes con gota, por lo que se debe potenciar la formación de los especialistas en esta técnica”.

Impacto y recursos de pacientes hospitalizados

Por su parte, la Dra. Peiteado ha explicado los resultados de un estudio que realizaron entre los años 2005 y 2015 y que revelaba que “las tasas de hospitalización nacional de la población gotosa fueron incrementándose de forma progresiva pasando de 35 casos por 10.000 habitantes al año hasta 50 casos por 10.000 habitantes/año, un aumento de hospitalización similar a otros países. De ellos, un 83% de los pacientes gotosos hospitalizados eran varones, con una media de edad de 72 años y una importante carga de comorbilidad”.

El impacto en los recursos sanitarios de los pacientes con gota se debe a su elevada morbilidad que provoca un número importante de visitas médicas y prescripción de fármacos, especialmente en el ámbito de Atención Primaria, y en menor grado en especializada. Además, “hay que destacar la frecuente asociación con otras enfermedades especialmente con factores de riesgo cardiovascular, que aparecen en porcentajes mucho mayores que en la población general. De hecho, se trata de la enfermedad articular inflamatoria más prevalente y con más comorbilidad asociada”, ha precisado.