La osteoporosis, que afecta alrededor del 30% de las mujeres y al 6% de los varones mayores de 50 años en España, sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada.
La osteoporosis es una enfermedad metabólica ósea, que comporta un problema de salud muy importante a nivel mundial. Entre el 26-32% de las mujeres españolas de más de 50 años tienen osteoporosis; mientras que la prevalencia en varones de esa misma edad es del 6%, siendo “claramente una enfermedad infradiagnosticada e infratratada, especialmente en varones. La osteoporosis aumenta con la edad, por lo que debido al envejecimiento poblacional se estima que la incidencia seguirá incrementándose en los próximos años. No obstante, parece que también está aumentando el número de hombres y mujeres jóvenes, incluso menores de 50 años, diagnosticados de osteoporosis”, según recalca el Dr. Enrique Casado, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitari Parc Taulí (Barcelona) y uno de los coordinadores del ‘VI Curso de Osteoporosis y Patología Metabólica Ósea de la Sociedad Española de Reumatología’, que se ha llevado a cabo el 20 y 21 de septiembre, con la colaboración de la biofarmacéutica UCB y la biotecnológica Amgen.
En opinión del especialista, “la osteoporosis se diagnostica en personas más jóvenes, ya que existe cada vez más conciencia a nivel de la población general sobre esta enfermedad y sus devastadoras consecuencias en forma de fractura. Además, hoy en día, una parte de los jóvenes tienen unos hábitos poco saludables para el hueso: son más sedentarios, tienen menos exposición solar, consumen menos leche y menos lácteos en general, y un número creciente de personas jóvenes son vegetarianas o veganas. Con estas dietas hay que ser estrictos y comprobar que se están alcanzando las cantidades recomendadas de calcio (1 gramo al día) para conseguir un buen ‘pico’ de masa ósea o no perderla”.
Asimismo, añade el Dr. Casado, “entre los jóvenes que hacen deporte, cada vez hay más atletas de élite o que practican un deporte muy intensivo, que en el caso de las mujeres puede conducir a una anorexia y una amenorrea, situación de hipoestrogenismo que conlleva una pérdida de densidad mineral ósea. También parece que, debido a una mayor polución, alimentos manipulados, infecciones, estrés, etcétera, está aumentado la incidencia de enfermedades autoinmunes que, tanto por la propia enfermedad como por algunos de los tratamientos, como los corticoides, se asocian a una mayor frecuencia de osteoporosis y fracturas”.
Sintomatología e impacto que provoca en los pacientes
La osteoporosis es una enfermedad “silente”, que no ocasiona síntomas percibidos por el paciente hasta que se produce su principal complicación: el desarrollo de fracturas por fragilidad. “Actualmente se producen 782 fracturas por fragilidad al día en población española (alrededor de 33 fracturas por hora); sin embargo, tan solo el 36% de estos individuos reciben tratamiento para la osteoporosis, quedando el 64% sin estudiar ni tratar”, advierte la Dra. Laia Gifre, también coordinadora del curso y reumatóloga del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol (Barcelona).
Los expertos coindicen en la importancia de identificar y tratar lo antes posible al paciente tras la primera fractura, con el uso de fármacos eficaces y con rapidez de acción, porque existe un riesgo inminente de nuevas fracturas durante el primer año.
La Dra. Gifre también recomienda valorar los factores de riesgo de osteoporosis como el sexo femenino, la edad, los antecedentes familiares de fractura de cadera, tener enfermedades que se asocien con osteoporosis o recibir tratamientos que se asocien con esta patología (como los glucocorticoides, los inhibidores de la aromatasa o la deprivación androgénica), entre otros.
Algunas fracturas son especialmente graves como la fractura vertebral o la fractura de cadera, porque además del dolor, producen en el paciente una pérdida funcional o discapacidad, que en muchos casos ya va a ser permanente y que va a repercutir, sin duda, en su calidad de vida. “No hay que olvidar que provoca impacto en morbilidad sino también en mortalidad, especialmente la fractura de cadera, que lleva a la muerte en el año posterior al 25% de los pacientes que las padecen”, advierte el Dr. Casado.
Clasificación y avance en los tratamientos
Para la Dra. Núria Guañabens, consultora senior del Servicio de Reumatología del Hospital Universitari Clínic de Barcelona, se han observado cambios en los últimos años en cuanto al perfil de los afectados. “Se promueve identificar el riesgo de fractura de cada paciente en función del antecedente, localización y antigüedad de las fracturas, la magnitud de la reducción del T-score en la densitometría y de otros factores de riesgo de fractura. En función de estos parámetros se clasifica a la paciente de riesgo de fractura moderado, alto o muy alto, y ello permite recomendar el fármaco inicial según el grado de riesgo. El mejor conocimiento del grado del riesgo de fractura, de los fármacos y de su secuencia óptima permiten actualmente un tratamiento eficaz”, sostiene.
Dentro de los avances en el conocimiento de los fármacos para la osteoporosis, la Dra. Guañabens destaca un estudio que compara la eficacia de todos los fármacos en la reducción del riesgo de fractura, analizando 69 ensayos que incluyen más de 80.000 pacientes. “La conclusión es que todos los fármacos aprobados son eficaces para reducir fracturas clínicas y vertebrales, pero los osteoformadores son más eficaces que los bisfosfonatos orales y, además, dicha investigación muestra que no hay evidencia para restringir el uso de osteoformadores a pacientes con muy alto riesgo de fractura”, señala. Por último, comenta un artículo de posicionamiento de la American Society for Bone and Mineral Research (ASBMR) sobre el tratamiento dirigido al objetivo, con un algoritmo basado en el riesgo de fractura.
Por otra parte, la Dra. Gifre insiste en la importancia de la implementación de Unidades de prevención de segunda fractura por fragilidad en el territorio español. “Estas Unidades están centradas en la identificación de las personas con fracturas por fragilidad reciente (por mínimo traumatismo) y la valoración del tratamiento contra la osteoporosis en caso de necesitarlo”, destaca y aboga por seguir impulsando la investigación básica en el ámbito de la osteoporosis para identificar biomarcadores y vías de señalización que podrían considerarse futuras dianas terapéuticas.