Columna con espondilitis

Columna con espondilitis

¿Qué es la espondiloartritis axial?

La espondiloartritis axial es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral y de la pelvis. Antiguamente, se conocía como espondilitis anquilosante, pero dado los avances producidos en este campo durante los últimos años, a día de hoy puede identificarse en fases tempranas de la enfermedad y tratarse de forma eficiente antes de que se produzca un daño estructural (anquilosis) irreversible.

Las espondiloartritis son una familia heterogénea de enfermedades reumáticas interrelacionadas que comparten características clínicas, patogénicas, genéticas, radiológicas, epidemiológicas y de respuesta terapéutica, lo que permite que se distingan claramente de otras enfermedades inflamatorias del aparato locomotor, especialmente de la artritis reumatoide.

¿Cuáles son las causas de la espondiloartritis axial?

No se sabe exactamente qué produce esta enfermedad, pero sí que la genética desempeña un papel importante en favorecer su aparición, tanto es así que los familiares de primer grado de pacientes con espondiloartritis tienen un riesgo superior de padecer la enfermedad frente a la población general. No obstante, se estima, que solo uno de cada 8 familiares de primer grado desarrolla la enfermedad.

Las espondiloartritis incluyen: espondiloartritis axial, espondiloartritis periférica, artritis reactivas, artritis psoriásica, artritis asociada a la enfermedad inflamatoria intestinal y un subgrupo de artritis crónica juvenil.

Síntomas y desarrollo de la espondiloartritis axial

La espondiloartritis axial es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral y pelvis, las cuales tienden a soldarse entre sí si no se controla la inflamación, provocando una limitación de la movilidad (de ahí el término antiguo de espondilitis anquilosante, que proviene del griego “ankylos” y significa soldadura, fusión). Como resultado final se produce una pérdida de flexibilidad de la columna, quedándose rígida y fusionada.

El síntoma más común de la espondiloartritis axial es el dolor lumbar (también en nalgas), que suele empeorar con el reposo (en la segunda parte de la noche) y mejorar con el movimiento (a lo largo del día). No obstante, aproximadamente solo un 5% de la población con dolor lumbar tiene una espondiloartritis axial.

Otros síntomas de la enfermedad son la entesitis (que causa inflamación a nivel de la inserción del tendón aquíleo, fascitis plantar y dolor esternal), dactilitis (dedos en salchicha), inflamación en articulaciones de manos, pies, caderas, rodillas y hombros, uveítis (que causa ojo rojo y dolor), psoriasis y enfermedad inflamatoria intestinal.

Prevalencia de la espondiloartritis axial

Dentro de la reumatología, es una enfermedad relativamente frecuente, ya que según los datos actuales se calcula una incidencia de unos 7 casos nuevos por cada 100.000 habitantes al año. Habitualmente la espondiloartritis axial aparece entre los 20 y los 40 años de edad, tanto en hombres como en mujeres.

Diagnóstico de la espondiloartritis axial

No existe un síntoma, signo o prueba definitivo. El diagnóstico de la espondiloartritis axial se basa en la suma de los síntomas, la exploración física y pruebas complementarias. Para confirmar el diagnóstico en fases tempranas, se realiza una resonancia magnética de la pelvis (articulaciones sacroilíacas) para detectar principalmente signos inflamatorios; en fases más avanzadas, se la radiografía de la pelvis y la columna vertebral suelen ser útiles para ver el daño producido por la inflamación.

La realización de determinados análisis de sangre puede apoyar el diagnóstico como son la determinación del gen HLA-B27 o una proteína que mide la inflamación como la proteína C reactiva que en algunos casos está elevada.

Tratamiento de la espondiloartritis axial

Actualmente no existe ningún tratamiento capaz de curar definitivamente la espondiloartritis axial. Sin embargo, sí existen medicamentos eficaces para controlar la inflamación y evitar por tanto la progresión de la enfermedad. Además, se recomienda combinar estos medicamentos con el ejercicio físico, la fisioterapia y no fumar, todo ello, con el objetivo de lograr una buena calidad de vida.

*Texto revisado en 2024 por la Dra. Victoria Navarro Compán, reumatóloga del Hospital Universitario La Paz, Madrid.

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