Qué es

La artrosis de las articulaciones de las manos se produce por una desgaste del cartílago de estas articulaciones. Suele producir dolor, rigidez, dificultad para mover los dedos y deformidad. La edad de inicio habitualmente es entre los 40 y los 50 años, aunque hay casos de comienzo más tardío. Es más frecuente en mujeres aunque puede presentarse en ambos sexos.

Síntomas

Igual que en la artrosis que afecta a otras articulaciones, los síntomas más frecuentes son dolor, rigidez, deformidad y pérdida de funcionalidad.

Origen 

La causa de la artrosis se cree que es la consecuencia de una suma de factores genéticos y ambientales.

El componente hereditario o genético es muy patente en las articulaciones interfalángicas distales y el paciente suele recordar que “su madre o su abuela tenían las manos así”. Por otro lado, el componente ambiental puede tener un papel importante en el desarrollo de artrosis en el resto de las articulaciones de la mano. Es habitual que personas que han realizado trabajos manuales repetitivos presenten artrosis de las articulaciones interfalángicas proximales y en la trapecio-metacarpiana. El hecho de haber sufrido una fractura o inflamación persistente en alguna articulación favorece el desarrollo de artrosis de esta articulación a edades más tempranas.

Diagnostico

El diagnóstico de la artrosis se realiza teniendo en cuenta los síntomas que explica el paciente así como la exploración realizada por el reumatólogo, así como pruebas complementarias, como pueden ser radiografías.

Tratamiento 

El objetivo del tratamiento es mejorar el dolor y mejorar la calidad de vida. Para ello, se dispone de varias alternativas: medidas físicas, fármacos y cirugía.

En cuanto a los medicamentos utilizados en la artrosis destacan 2 grandes grupos:

  1. Fármacos analgésicos y antiinflamatorios de acción rápida: dentro de este grupo se incluye el paracetamol y los antiinflamatorios. Generalmente, se suele iniciar el tratamiento con el paracetamol y si no se consigue controlar el dolor o hay signos de inflamación se añaden antiinflamatorios. Las infiltraciones de glucocorticoides dentro de la articulación afecta también pueden ser útiles como tratamiento de la artrosis de alguna de las articulaciones de las manos.
  2. Fármacos de acción lenta, también llamados SYSADOA (“Symptomatic Slow Action Drugs for Osteoarthritis”): los fármacos incluidos en este grupo, además de controlar el dolor, ayudan a preservar el cartílago y frenar la evolución de la enfermedad. En este grupo se incluyen diversos fármacos pero el que ha demostrado evidencia de eficacia en la artrosis de manos es el condroitin sulfato.

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