En España se estima que el 2,4% de la población sufre gota, lo que supone cerca de 880.000 afectados, según los resultados del estudio de prevalencia sobre las enfermedades reumáticas en población adulta en España de la Sociedad Española de Reumatología. Además, los pacientes con gota tienen un elevado riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares como infarto de miocardio o ictus, siendo equiparable al de los pacientes con diabetes, según ha afirmado el Dr. Mariano Andrés, reumatólogo del Hospital General Universitario de Alicante.

“De hecho, por padecer gota, se ha estimado que se incrementa un 30% el riesgo de mortalidad de cualquier causa, y un 40% el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular, por lo cual el impacto de este riesgo es enorme”, ha precisado el especialista durante la III reunión del Grupo de Estudio de Artropatías Cristalinas de la Sociedad Española de Reumatología (GEACSER), que se ha celebrado este fin de semana en Madrid, con la colaboración de Grupo Menarini.

A su juicio, “ese riesgo cardiovascular se relaciona con la mayor frecuencia de factores clásicos como la hipertensión, dislipemia u obesidad, pero también con la propia enfermedad, ya que la gota se produce por el depósito de cristales de ácido úrico, que inducen inflamación. Desde hace más de una década se conoce el papel de la inflamación en el desarrollo de arteriosclerosis y en la aparición de enfermedades cardiovasculares”.

Respecto a la relación entre reumatólogos y cardiólogos, el Dr. Andrés considera que “es esencial disponer de una línea de colaboración fluida. El reumatólogo debe ser el responsable del manejo del riesgo cardiovascular de sus pacientes, pero puede precisar la cooperación del cardiólogo en casos de manejo complejo. Por su parte, el cardiólogo debe considerar a la gota como un factor de riesgo cardiovascular y tratar de identificarla en sus pacientes (sobre todo en aquellos con infartos o insuficiencia cardíaca) para ser remitidos y así conseguir un diagnóstico y manejo óptimo”. En este sentido, en la III reunión del Grupo GEACSER se ha invitado a un representante de la especialidad de Cardiología para abordar el tema de la arterioesclerosis como enfermedad autoinflamatoria.

Importancia del tratamiento

“Aunque los datos todavía no son sólidos, es muy probable que la disolución de los cristales, al normalizar los niveles de ácido úrico en sangre, repercuta en una reducción del riesgo cardiovascular de las personas con gota”, según el Dr. Andrés, quien recalca que “junto a esto, es necesario controlar de forma exquisita los factores de riesgo antes mencionados”.

Conseguir la disolución de los cristales es el objetivo de tratamiento de todo paciente con gota, y eso se logra con la normalización de los niveles de urato en sangre. “Para ello disponemos de fármacos que son claramente eficaces para alcanzar el objetivo. Junto a los medicamentos, es muy recomendable la pérdida de peso en caso de sobrepeso y el seguimiento de una dieta cardiosaludable (no siendo precisa una dieta específica por padecer gota)”, ha constatado el especialista.