Entre la información publicada hasta el momento existen datos que indican que los pacientes con artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico o psoriasis, cuando se analizan como un grupo combinado, pueden tener un riesgo ligeramente mayor de muerte por COVID-19 en comparación con aquellos sin estas enfermedades, aunque todavía no se conoce bien el papel que juegan la actividad de la enfermedad y su tratamiento. En este sentido es muy importante señalar que, tal y como indica el Dr. Juan Berenguer, del Servicio de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, “hasta la fecha, la información sobre COVID-19 en personas con enfermedades reumáticas procede de estudios observacionales retrospectivos, con los sesgos y limitaciones que conllevan”.

Durante su participación en el VII Curso de Terapias Dirigidas que ha organizado la Sociedad Española de Reumatología (SER), con la colaboración de Pfizer, el Dr. Berenguer ha señalado que “la información disponible con respecto a los fármacos que se utilizan en pacientes reumáticos sugiere que el uso crónico de glucocorticoides en dosis moderadas o altas (≥10 mg por día de prednisolona o equivalente) se asocia con hospitalización por COVID-19 grave. Sin embargo, no hay pruebas de que el tratamiento con inhibidores de citocinas aumente el riesgo de infección por SARS-CoV-2 o la gravedad de la COVID-19. De hecho, los resultados de algunos estudios de seroprevalencia sugieren que estos tratamientos podrían tener algún efecto protector”.

Asimismo, el Dr. Berenguer ha querido dejar claro que, al igual que ocurre con la población general, “la edad avanzada y la presencia de comorbilidades son los principales factores que determinan el pronóstico en personas con enfermedades reumáticas y COVID-19”, y que “el tratamiento con productos biológicos no parece aumentar el riesgo de enfermedad grave, algo que probablemente sí ocurra con el uso de glucocorticoides”.

Precisamente, la Dra. Eva Pérez, co-coordinadora del VII Curso de Terapias Dirigidas y reumatóloga en el Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, señala que “algunos pacientes al haber recibido información sobre el uso de glucocorticoides y algunas terapias dirigidas para la infección grave del SARS-COV-2 han preguntado si la medicación que recibían podía conferir algún grado de protección en caso de padecer la enfermedad o si esto podía tener un papel en el riesgo de llegar a desarrollarla”.

Desde el inicio de la pandemia los pacientes con enfermedades reumáticas han manifestado su preocupación ante la incertidumbre que supone la COVID-19 y la relación que podría tener su enfermedad reumática. “En la primera ola las consultas eran más frecuentes dada la gran incertidumbre que ha supuesto esta infección, pero las recomendaciones de las sociedades científicas y posteriormente los datos disponibles en la vida real, han permitido que los pacientes afronten esta segunda y tercera ola con mayor tranquilidad y continuando con su tratamiento habitual”, indica la Dra. Pérez.

En cuanto a la vacunación, para aquellos pacientes que puedan tener dudas, el Dr. Berenguer lo deja claro, “no existe cura para la COVID-19, aunque algunos tratamientos recientemente aprobados ayudan a reducir el riesgo de complicaciones y de muerte, por tanto, la mejor estrategia para evitar la infección y combatir la epidemia es la vacunación”.