La mayoría de las enfermedades autoinmunes sistémicas (EAS) afectan a las mujeres en edad fértil, por lo que no es infrecuente el deseo de estas pacientes de quedarse embarazadas. En la actualidad, se sabe que la fertilidad de estas mujeres es similar a la de la población general y que el pronóstico del embarazo suele ser satisfactorio siempre y cuando se lleve a cabo de manera planeada, con un tratamiento médico y obstétrico que permita responder de manera eficaz ante las complicaciones que pudieran surgir y que deberá estar adaptado a cada paciente, ya que, tal y como ha remarcado la Dra. Paloma Vela, reumatóloga en el Hospital Universitario de Alicante, durante el curso de Reumaconnect, organizado por la Sociedad Española de Reumatología con la colaboración de Novartis, “la afectación que pueda tener el embarazo en la paciente va a depender mucho del tipo de enfermedad, y de cómo se haya manifestado”.
La reumatóloga ha asegurado que “en general, para cualquier enfermedad, ha de tenerse en cuenta que va a ser necesaria una preparación previa al embarazo, y un seguimiento muy estrecho durante el mismo”. En este sentido, los especialistas recomiendan a las mujeres diagnosticadas con alguna de las patologías reumáticas no quedarse embarazadas hasta tener controlada la actividad de su enfermedad.
Parto y puerperio
Si bien es cierto que en estos casos el alumbramiento no tiene por qué ser diferente del de cualquier parto, sí que habría que tener en cuenta, por ejemplo, que “en aquellas pacientes anticoaguladas, será necesario controlar la administración de la heparina para evitar riesgos de sangrado. Así como, en las mujeres que reciben corticoides de forma prolongada se deberá prevenir una crisis suprarrenal administrando hidrocortisona previa al parto o cesárea”, ha señalado la Dra. Vela.
Durante el puerperio, según la especialista, “especialmente en el lupus, será conveniente vigilar la posible aparición de brotes de actividad tras el parto. Las mujeres con anticuerpos antifosfolípido deben recibir tromboprofilaxis, y aquellas previamente anticoaguladas deben reiniciar la anticoagulación”.
Otro tema que preocupa a las pacientes que presentan una enfermedad autoinmune sistémica y están embarazadas es qué ocurrirá con la lactancia. En este sentido, la Dra. Vela ha asegurado que “las únicas contraindicaciones serán las relacionadas con el uso de fármacos que pasen a la leche materna y tengan potencial toxicidad”, ya que, según ha indicado la reumatóloga, “ninguna enfermedad per se es contraindicación para la lactancia”. Por ello los especialistas no contraindican la lactancia materna en general, sino que abogan por elegir cuidadosamente los fármacos antiinflamatorios e inmunosupresores, atendiendo a las necesidades clínicas de cada paciente.