¿Qué es el síndrome de VEXAS?
El síndrome de VEXAS es una enfermedad autoinflamatoria recientemente descrita (a finales del año 2020) por el equipo del Dr. Beck. Inicialmente, debido a su reciente descubrimiento, se consideraba que la prevalencia era baja, pero cada vez se diagnostican más casos conforme se conoce mejor la patología. El nombre corresponde al acrónimo de Vacuolas, Enzima E1, ligado al X, Autoinflamatorio, Somático.
Los pacientes con síndrome de VEXAS presentan una combinación de manifestaciones inflamatorias y hematológicas, causadas por mutaciones somáticas en células sanguíneas que provocan inflamación sistémica y alteraciones en la médula ósea.
¿A quién afecta el síndrome de VEXAS?
La edad media de inicio de la sintomatología es de 64 años, aunque puede variar entre los 40 y los 85 años. Es una patología que afecta predominante a varones especialmente mayores de 50 años. Si bien es cierto que ya se han descrito algún caso en mujeres, así como en pacientes menores de 40 años.
Es habitual que los pacientes hayan sido diagnosticados y cumplan criterios de otras enfermedades reumatológicas, dermatológicas y/o hematológicas previo al diagnóstico definitivo de VEXAS.
Síntomas del síndrome de VEXAS
Las manifestaciones clínicas del síndrome de VEXAS son muy variadas y pueden afectar a casi cualquier órgano. Incluyen tanto manifestaciones inflamatorias como hematológicas. La fiebre recurrente, fatiga intensa y pérdida de peso suelen ser las manifestaciones más frecuentes. También es común la inflamación y dolor articular, afectación cutánea, condritis (nasal, auricular típicamente), infiltrados pulmonares, trombosis, vasculitis y afectación renal, entre otros.
A nivel hematológico, la manifestación más característica es la anemia macrocítica, trombocitopenia o linfopenia. Además, algunos pacientes pueden presentar también alteraciones más complejas y graves como síndromes mielodisplásicos o linfoproliferativos.
Diagnóstico del síndrome de VEXAS
El diagnóstico del síndrome de VEXAS es difícil ya que los pacientes pueden presentar síntomas muy variados, en cualquier órgano y como hasta hace poco no se conocía, pueden estar diagnosticados de otras patologías.
Inicialmente, es importante realizar a todos los pacientes una analítica sanguínea para evaluar los reactantes de inflamación: proteína C reactiva (PCR), velocidad de sedimentación globular (VSG) y ferritina, estos marcadores pueden verse elevados según el grado de actividad. También a nivel analítico es muy característico que el paciente presente anemia macrocítica.
Otra prueba fundamental es la biopsia de médula ósea. En el aspirado de médula ósea es importante buscar vacuolas citoplasmáticas en precursores mieloides y eritroides, ya que están presentes en la gran mayoría de casos. Hay que tener en cuenta que se pueden encontrar estas vacuolas en otras patologías que no son síndrome de VEXAS.
Finalmente, aunque las características clínicas, los parámetros de laboratorio y la biopsia de médula ósea son importantes para el diagnóstico definitivo se requiere confirmación genética. La mutación característica es la del gen UBA1, que se puede analizar en sangre periférica, biopsias de médula ósea o en biopsias de piel o músculo.
Tratamiento del síndrome de VEXAS
Para el tratamiento de esta patología es importante individualizar cada caso, ya que al ser una enfermedad que produce síntomas tan diversos, el tratamiento debe ajustarse a la clínica del paciente. En la actualidad no existe un protocolo estandarizado de tratamiento y los estudios publicados hasta la fecha incluyen pocos pacientes.
Inicialmente los pacientes suelen necesitar tratamiento con glucocorticoides (como la prednisona) para disminuir la inflamación, pero estos fármacos no se pueden mantener mucho tiempo ya que a dosis altas presentan importantes efectos secundarios. Por ello, muchos pacientes requieren tratamiento con otros inmunosupresores o inhibidores biológicos, como inhibidores de IL-1, IL-6 y TNF alfa, escogiendo uno u otro en función de la clínica. Para disminuir la inflamación y los síntomas, también se utilizan inhibidores de JAK, en especial el ruxolitinib.
Para aquellos pacientes que presenten afectación hematológica, en muchas ocasiones es necesario el uso de agentes hipometilantes o incluso el trasplante de células madre (TCPH), que puede ofrecer beneficios a largo plazo, aunque tiene importantes efectos secundarios.
Evolución y pronóstico del síndrome de VEXAS
Debido a su reciente caracterización, y a que las cohortes de pacientes se resumen a pocos casos, el pronóstico no está establecido, pero se considera que es una enfermedad progresiva que puede presentar múltiples recaídas y acumulación de daño tanto por la propia enfermedad como por los tratamientos utilizados.
Como el síndrome de VEXAS es una enfermedad rara, pero potencialmente grave, es importante aumentar la conciencia sobre la misma para permitir una detección más temprana, un diagnóstico preciso y un manejo adecuado de los pacientes afectados.
*Texto revisado en 2024 por la Dra. Marta López, del Hospital Universitario Araba.
Documentos de interés
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Asociaciones de pacientes
- LIRE (Liga Reumatológica Española)