Dentro de la campaña “Por tus huesos, no fumes”, desde la Sociedad Española de Reumatología hemos preparado un decálogo con diez motivos, relacionados con las patologías reumáticas, para dejar de fumar y que quizás no son tan conocidos entre la población general.

1. Los radicales libres del tabaco provocan inflamación. El tabaco, es una sustancia tóxica y oxidativa, genera radicales libres que provocan inflamación y facilitan el desarrollo de enfermedades reumáticas. Además, también las agravan en las personas que ya han desarrollado alguna de estas patologías.

2. Puede empeorar las consecuencias del lupus. El lupus eritematoso sistémico es una patología reumática que puede afectar a cualquier órgano del cuerpo. El tabaco, al tener sustancias que favorecen la inflamación, hace que exista mayor actividad y mayor desajuste del sistema inmunitario, de manera que aumenta el riesgo de tener afectación de órganos diana. También se relaciona con la aparición de manifestaciones potencialmente graves como el infarto o el ictus.

3. Incremento de enfermedad cardiovascular. De sobra es conocido que el tabaco tiene una influencia negativa en el pulmón y aumenta el riesgo cardiovascular. A lo que habría que sumar que los pacientes con enfermedades reumáticas inflamatorias tienen mayor riesgo de padecer eventos cardiovasculares respecto a la población general.

4. Multiplica por cuatro el riesgo de padecer artritis reumatoide (AR). La AR tiene un componente genético importante, pero existen factores ambientales que favorecen su aparición. En este sentido, se ha demostrado la influencia del tabaco en la aparición de la enfermedad y sobre todo en la generación de anticuerpos anti-péptidos citrulinados, los cuales condicionan una enfermedad con peor evolución.

5. Disminuye la oxigenación y aumenta el dolor. El tabaco provoca una hipoxia crónica en el organismo al disminuir el calibre de los vasos sanguíneos lo que origina una disminución del aporte de oxígeno a los tejidos, dificultando así su capacidad de regeneración. Además, se ha demostrado que el tabaco aumenta el nivel de los neurotransmisores del dolor, en la sangre.

6. Disminuye la efectividad de los tratamientos. Los pacientes con enfermedades reumáticas que fuman tienen menor respuesta a los fármacos, de manera que se necesita mayor dosis de medicamento para que sea más potente y se alcance la respuesta deseada, lo que también aumenta el riesgo de padecer efectos secundarios, aumentando el dolor y la discapacidad.

7. Aumenta el riesgo de sufrir fractura osteroporótica, enfermedad que presenta 1 de cada 4 mujeres a partir de la menopausia. El tabaquismo aumenta el riesgo de fractura de cadera y columna. En el caso de los fumadores, la probabilidad de fracturarse la cadera aumenta entre un 30% y un 40% que los no fumadores a la misma edad.

8. Debilita los huesos. Se ha demostrado que la nicotina enlentece la producción de osteoblastos, las células formadoras de hueso. Al mismo tiempo, fumar disminuye la absorción del calcio procedente de la dieta, indispensable para la mineralización del hueso. También, parece ser que el tabaquismo favorece la aceleración de la descomposición de los estrógenos, hormonas que juegan un papel importante en la construcción y el mantenimiento de un esqueleto fuerte.

9. Aumenta el riesgo de infecciones respiratorias. Los pacientes con enfermedades reumáticas como el lupus, esclerodermia, vasculitis, síndrome de Sjögren, SAF, Behcet, artritis reumatoide, espondilitis anquilosante y artritis psoriásica tienen una mayor frecuencia de infecciones respiratorias, en ocasiones causadas por la desregulación del sistema inmune y por los tratamientos utilizados. El tabaco genera un riesgo aún mayor de infecciones respiratorias, pues interfiere con los mecanismos de defensa naturales del pulmón y deteriorando la función del sistema respiratorio.

10. Dejar de fumar mejora la calidad de vida. Suprimir el tabaco ayudaría a prevenir enfermedades reumáticas, así como a disminuir complicaciones en los pacientes y conseguir que el tratamiento sea más efectivo.

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* Decálogo realizado con la colaboración del Dr. Juan Ovalles, reumatólogo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.