La artritis psoriásica es una enfermedad de las articulaciones que se presenta en aproximadamente un 10% de pacientes que padecen psoriasis en la piel. En algunos casos, aparece antes la artritis y las lesiones cutáneas se desarrollan con el paso del tiempo, y en otros, la afectación de la piel no se produce a pesar de padecer la enfermedad articular. En este punto, conviene aclara que la gravedad de la artritis no tiene relación con la extensión de la lesión de la piel.
Acude al médico ante los siguientes síntomas
La lesión articular es inflamatoria, es decir, cursa con dolor, hinchazón, calor, dificultad de movimiento de la articulación inflamada y con el tiempo posibilidad de deformación.
Se trata de una enfermedad crónica que evoluciona de manera irregular a lo largo de la vida alternando épocas de inactividad y otras de inflamación y dolor. La artritis psoriásica se inicia lentamente y la forma de manifestarse es diferente para cada individuo.
1.- Enfermedad psoriásica: más allá de la piel y las articulaciones.
La enfermedad psoriásica afecta la piel y las articulaciones, pero también se asocia a mayor riesgo cardiovascular y a otras comorbilidades. Consulta a tu dermatólogo y a tu reumatólogo.
2.- El blanqueamiento de su piel es posible, no se esconda.
Actualmente el tratamiento de la psoriasis está muy avanzado y existen diversas opciones para tratar las lesiones de psoriasis. Pregunta a tu dermatólogo.
3.- Mostrar la piel completa y moverse sin dolor y limitaciones está a su alcance
Al igual que las lesiones de psoriasis tienen un amplio abanico de posibilidades de tratamiento, la artritis psoriásica se puede abordar abarcando distintas dianas terapéuticas.
4.- Cada paciente tiene un tratamiento. Comente y confié en sus especialistas.
Cada paciente expresa y vive su enfermedad de manera singular. Afortunadamente hoy en día gracias a la estrecha colaboración entre dermatólogos y reumatólogos, cada paciente puede recibir una atención y un tratamiento específico.
5.- Ayúdenos controlar su artritis, no falte a sus revisiones.
Los pacientes con psoriasis y artritis psoriásica pueden caer en el desánimo cuando una primera línea de tratamiento no ha funcionado. En cada revisión el especialista es consciente de ello y siempre aportará una solución al problema.
6.- Confíe en su especialista: cuéntele sus temores y preocupaciones sobre la enfermedad
Los pacientes con enfermedad psoriásica pasan por distintas fases anímicas y pueden preocuparse en relación a su futuro y expectativas. Las relaciones médico-paciente abiertas y sinceras son el mejor remedio a los temores que la enfermedad genera.
7.- Cuide su piel y haga los ejercicios que se le indican
Los pacientes con psoriasis deben mantener su piel limpia e hidratada. Deben seguir los consejos de su dermatólogo en ese sentido. Los ejercicios mejoran el ánimo y ayudan a mantener la salud cardiovascular y la funcionalidad de los enfermos con artritis psoriásica.
8.- Evite los hábitos de vida nocivos como el alcohol y el tabaco
Tanto el alcohol como el tabaco empeoran la piel y las articulaciones, y hacen que el control de la enfermedad sea más difícil. Algunos tratamientos empleados en la enfermedad no se deben mezclar con alcohol y el tabaco reduce las posibilidades de éxito de los tratamientos.
9.- Evite el sobrepeso y la obesidad. Practique ejercicio físico moderado
El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo cardiovascular y este riesgo ya está aumentado por la propia enfermedad psoriásica. Ambos reducen las posibilidades de éxito de los tratamientos empleados para combatir la enfermedad.
10.- Por muy desanimado y abatido que se sienta por causa de su psoriasis o su artritis siempre hay un presente y un futuro de esperanza
La atención multidisciplinar ofertada por equipos motivados de dermatólogos y reumatólogos ha demostrado que un abordaje integral del paciente es la mejor solución para conseguir los mejores resultados en el control de la enfermedad y en la mejora de la calidad de vida de los pacientes.
* Decálogo realizado con la colaboración del Dr. Ruben Queiro Silva, reumatólogo del Hospital Universitario Central de Asturias y el Dr. Gregorio Carretero, dermatólogo en el Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín.