Las personas que padecen gota pueden sufrir episodios de dolor intenso articular que frecuentemente les impide dormir, caminar o hacer sus actividades durante unos días. Dichos ataques se producen por tener el ácido úrico elevado, lo que lleva a la formación de cristales en las articulaciones. “Afortunadamente, estos episodios son bastante esporádicos durante muchas fases de la enfermedad, estando entre ellos más o menos asintomáticos, de manera que solo cuando la elevación del ácido úrico se mantiene en el tiempo y no se trata adecuadamente pueden aparecer ataques muy frecuentes o incluso dolor crónico”, asegura el Dr. Mariano Andrés Collado, reumatólogo en Hospital General Universitario de Alicante, durante su participación en el “X Curso SER Reumatopics” que se ha celebrado del 17 al 18 de septiembre en Barcelona, con la colaboración de Menarini.

El Dr. Andrés advierte que “las personas que tienen gota pueden presentar peor calidad de vida y una supervivencia reducida en comparación con la población general, debido a problemas vasculares y renales”, además, la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia también son muy habituales en estos pacientes.

Son múltiples los estudios que confirman que padecer gota aumenta de forma directa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, ictus, insuficiencia cardíaca, etc.), incrementándose un 30% el riesgo de fallecer por causa cardiovascular solo por padecer gota. Así mismo, esta patología aumenta el riesgo de ictus tanto como la diabetes. “Esto se debe a múltiples factores relacionados con el efecto directo de los niveles altos de ácido úrico, la inflamación que generan los cristales formados en las articulaciones, o la toma frecuente de antiinflamatorios (por ejemplo, diclofenaco) para los ataques. Mecanismos similares también explicarían la comorbilidad renal”, explica el especialista de Reumatología, a la vez que recuerda que “resulta sencillo reducir el riesgo siempre que los pacientes con gota sean constantes en la toma de los medicamentos recomendados por su reumatólogo y sigan una vida sana en la que mantengan una dieta mediterránea, controlen el peso corporal y realicen deporte de forma regular”.

En cuanto a la dieta en la gota, el Dr. Andrés insiste en que “el objetivo no debe ser evitar la toma de alimentos ricos en purinas, como popularmente se recomienda, sino conseguir un beneficio cardiovascular, por lo que debe basarse esencialmente en frutas, verduras, legumbres, pescado azul, en menor medida carnes blancas, y todo regado con aceite de oliva”, también recuerda que “el tomate resulta muy adecuado para quien padece gota”.