¿Qué es la uveítis?

Es una inflamación dentro del ojo que puede estar producida por múltiples causas: propiamente oculares, infecciones, enfermedades sistémicas etc. Puede afectar a una región anatómica del ojo o a varias regiones y, según la zona afectada y la causa que la produzca, el tratamiento y el pronóstico de la uveítis varía.

Se pueden distinguir varios tipos de uveítis según la zona anatómica del ojo afectada: las que se desarrollan en la parte anterior del ojo (uveítis anteriores), las que se desencadenan en el polo posterior del ojo (uveítis intermedias y uveítis posteriores) y las que afectan a ambas zonas (panuveítis).

Se estima que en una tercera parte de los pacientes esta afectación se produce por alguna patología reumática como pueden ser la artritis idiopática juvenil (AIJ), la espondilitis anquilosante, la artritis asociada a enteropatías, la artritis reactiva, la enfermedad de Behçet y la sarcoidosis, entre otras. Además, se considera como el síntoma extraarticular más frecuentes en la evolución de las espondiloartropatías.

La incidencia de la uveítis en países desarrollados es de 52 por 100.000 habitantes año y supone la tercera causa de ceguera en países desarrollados en pacientes en edad laboral.

Diez consejos para los afectados

1.- Síntomas para acudir al oftalmólogo.

Los síntomas varían según el tipo de uveítis, en las anteriores se suele producir dolor, enrojecimiento ocular y fotofobia (intensa molestia ocular causada por la luz) de aparición más o menos brusca y pocas veces hay disminución de la agudeza visual y, si aparece, suele ser leve. En las posteriores la disminución de la agudeza visual es frecuente, hay visión de “moscas volantes” y ocasionalmente fotofobia, pero no suelen existir dolor ni enrojecimiento ocular. Algunos de estos síntomas pueden aparecer en otras enfermedades oculares, por lo que es importante acudir al oftalmólogo para que un diagnóstico y tratamientos correcto.

2.- Acudir cuanto antes al médico.

Es conveniente consultar de forma temprana. Si no se instaura un tratamiento adecuado, en ocasiones las consecuencias a largo plazo se traducen en complicaciones oculares como cataratas, glaucoma, edema macular e inflamación crónica que puede llevar, incluso, a la ceguera. Por ello, ante síntomas como disminución de agudeza visual, visión de moscas volantes, etc., no lo dude, y vaya al especialista.

3.- Cómo se maneja este problema.

El médico que valora y diagnóstica la uveítis es el oftalmólogo pero las características especiales de muchos de los cuadros de inflamación ocular –relacionado con enfermedades autoinmunes- hacen que para su abordaje diagnóstico y terapéutico sea el conveniente el trabajo conjunto entre reumatólogos y oftalmólogos. Gracias a este abordaje común, se disminuye la variabilidad y se aumenta la efectividad, mejorando la capacidad diagnóstica y terapéutica.

4.- Cumplimiento correcto del tratamiento con colirios.

Una de las cosas más importantes es el cumplimiento correcto del tratamiento tanto con las gotas oculares como si el tratamiento es por boca. En muchas ocasiones las gotas oculares hay que ponerlas de forma frecuente, sobre todo al inicio del episodio, y algunas dejan dilatada la pupila todo el día y limita la actividad diaria. Pero es imprescindible hacerlo de forma correcta para el control de la inflamación y evitar complicaciones. Lo mismo con el tratamiento oral, que se suele poner cuando la uveítis es más grave por lo que el cumplimiento es más importante.

5. Mantener las visitas de seguimiento.

El control de la inflamación ocular con el tratamiento requiere un seguimiento estrecho sobre todo las primeras semanas del cuadro. Según sea la evolución el tratamiento va disminuyendo e incluso se puede suspender. Pero la uveítis es un cuadro que suele evolucionar en brotes por lo que a pesar del control de la inflamación en muchas ocasiones se requiere seguimiento periódico y si hay algún brote se recomienda acudir a urgencias.

6.- Problemas de la vida diaria con el tratamiento.

Como se ha comentado anteriormente el tratamiento con los colirios puede producir dilatación pupilar lo que dificulta la vida diaria. Además, en las primeras semanas el ritmo de gotas puede ser muy frecuente con lo que se altera el ritmo diario. La medicación oral que se utiliza en algunos casos para disminuir la inflamación, como los corticoides, también pueden producir problemas como nerviosismo, aumento del apetito y de peso, etc. Por estos motivos es importante un seguimiento estrecho para minimizar estos problemas en todo lo posible.

7.- Uso de lentillas y gafas.

Durante los brotes de uveítis no se permite el uso de lentillas. Las gafas se pueden utilizar sin ningún problema.  Una vez pasado el brote y cuando la enfermedad esta inactiva se pueden utilizar de nuevo las lentillas.

8.- Limpieza de manos y párpados.

Los ojos son uno de los órganos más sensibles a las infecciones por bacterias y demás microorganismos. De ahí la necesidad de mantener una higiene adecuada en las manos y evitar tocarse mucho los ojos si no están limpias. Es mejor el uso de pañuelos de papel y desecharlos. También es recomendable la limpieza de los párpados con toallitas.

9.- Prevención de recurrencias.

Como ya se ha dicho, la uveítis es una patología que en muchas ocasiones cursa en brotes. Algunas causas de uveítis son curables pero la mayoría van a tener recurrencias. No hay un tratamiento específico pero si hay tratamientos variados según la etiología de la uveítis, que pueden prevenir que no se produzcan muchas recaídas y controlar la inflamación evitando secuelas a largo plazo.

10.- Dejar el tabaco.

Fumar de forma regular hace que la probabilidad de que una persona padezca esta enfermedad a lo largo de su vida se vea aumentada hasta dos veces, así como agravarla en las personas que ya la sufren. Los cigarrillos contienen radicales libres que pueden llevar a la inflamación vascular o al desarrollo de enfermedades sistémicas, dos de los desencadenantes de la uveítis.

*Decálogo realizado con la colaboración de la Dra. Esperanza Pato Cour, Reumatóloga del Hospital Universitario Clínico San Carlos (Madrid)